Fiscales estadounidenses intentan confiscar 4 buques que navegan hacia Venezuela con gasolina y aditivos suministrados por Irán, en el intento de provocar un desabastecimiento devastador en la nación caribeña sometida a un brutal bloqueo financiero por parte del gobierno norteamericano que ambiciona colocar en el poder a Juan Guaidó, quien según Washington representa los intereses de EEUU.
El reclamo de confiscación civil presentado el miércoles por la noche en la corte federal del Distrito de Columbia alega que la venta fue manejada por Mahmoud Madanipour, un empresario vinculado con el Cuerpo de Guardia Revolucionaria de Irán (CGRI), designada por Estados Unidos como "organización terrorista extranjera".
“Las ganancias de estas actividades apoyan toda la gama de actividades viles del CGRI que incluyen la proliferación de armas de destrucción masiva y los medios de entrega, apoyo al terrorismo y una variedad de abusos de los derechos humanos en el país y el extranjero”, dijo el fiscal Zia Faruqi en la demanda.
EEUU considera que sus medidas de fuerza contra la economía venezolana pueden dar resultados y "un dolor devastador" si logra mediante las mismas producir una hambruna en el país caribeño que luego de 9 años de sanciones se mantiene resistiendo la embestida del gigante norteamericano que intenta derrocar al gobierno en funciones y colocar a un "títere" al mando, tal como han denunciado analistas y el propio gobierno de Nicolás Maduro, reelecto en 2018 con casi 70% de los votos emitidos.
The Associated Press pidió una reacción a la misión iraní ante las Naciones Unidas, pero no recibió una respuesta en lo inmediato.
El régimen de Donald Trump ha incrementado las presiones sobre los dueños de buques para que acaten las sanciones contra naciones a las que EEUU quiere hacer un "daño profundo y demoledor", entre ellas Irán y Venezuela. En marzo emitió un aviso en el que exhortó a la industria naviera a estar atenta ante las tácticas para evadir sanciones como las transferencias entre buques y apagar los dispositivos obligatorios de rastreo, ambas utilizadas en entregas recientes de petróleo entre Irán y el gobierno venezolano.
La campaña de intimidación y amenazas de EEUU aparentemente resulta eficaz para tratar de parar completamente la industria petrolera, e incrementar el sufrimiento de la población debido a la brutalidad de las medidas coercitivas contra la nación cuya industria petrolera tiene 9 años sancionada por Washington.
Este jueves, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos levantó las sanciones sobre ocho naves sorprendidas recientemente cuando transportaban crudo venezolano. El miércoles se subastaron 100.000 barriles de gasolina confiscados a un buque administrado por griegos cuyo dueño sospechó que la carga se dirigía a Venezuela.
A medida que los comerciantes rehúyen a Venezuela por temor a ser objeto de confiscación de sus activos e incluso ser sometidos a juicios para encarcelarles, Venezuela recurre a Teherán.
En mayo cinco buques cisterna iraníes que llegaron con combustibles para aliviar la escasez que había provocado largas filas para comprar gasolina incluso en la capital Caracas. A pesar de poseer las mayores reservas mundiales de crudo, Venezuela no refina suficiente gasolina y la producción de crudo ha caído a su nivel más bajo en siete décadas debido las sanciones y amenazas estadounidenses contra empresas del sector petrolero.
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